Día Internacional de la Lengua Materna 
21 de febrero


La lengua materna es la primera que se aprende a partir de la convivencia con la comunidad en donde se vive.
El filósofo y lingüista Carlos Lenkersdorf, quien vivió en comunidades maya-tojo´abales en Chiapas, por más de 30 años, explica que las lenguas reflejan cosmovisiones, es decir, formas de pensar y entender el mundo, al igual que cosmovivencias, la forma como nos relacionamos con las y los demás.
México es el país de Latinoamérica con mayor diversidad lingüística, actualmente se reconocen 65 lenguas vivas y se considera que cada año desaparece una lengua a causa de la discriminación aún prevaleciente contra los pueblos indígenas.
Hoy, día de la Lengua materna, es buen momento para reflexionar sobre nuestro papel como habitantes de un país pluricultural, que requiere el reconocimiento y el respeto a la diversidad.
Recordemos que al morir una legua, muere también una cultura, una filosofía, una forma de pensar, una alternativa de respeto a la Madre Tierra y a todo lo que vive en ella.

2 comentarios:

  1. Les comparto mi poema, inspirado a fin de . . .

    QUE NO SE PIERDA UN IDIOMA, QUE NO SE EXTINGA UNA LENGUA

    Que no se pierda un idioma,
    porque la ignorancia asoma,
    que no se extinga una lengua,
    porque la cultura mengua.

    Idioma es inteligencia,
    lo que hace la diferencia,
    comunicación humana,
    que a las regiones hermana.

    Lenguaje igual a intelecto,
    propio del ser más correcto,
    idiosincrasia de un pueblo,
    producto de su cerebro.

    El habla es el fundamento,
    comprensión y entendimiento,
    de una raza, . . . su conciencia,
    distinción y pertenencia.

    Lingüístico es el problema
    que se aborda en el poema,
    ¡globalización avanza,
    como fiera, cruel, a ultranza!

    Extinguiendo tradiciones
    de la gente, . . . sus pasiones,
    acabando con la historia
    de las naciones, . . . su gloria.

    ¡Un no a la modernidad!,
    a aquella que, sin piedad,
    se cierne sobre el pasado
    que, en el bien, se ha cimentado.

    Si se abandona un idioma,
    el daño se vuelve axioma,
    si hay olvido de una lengua,
    oscurantismo sin tregua.

    Triste adiós a las raíces,
    en el alma cicatrices,
    despido a la identidad,
    ¡por Dios, que barbaridad!

    ¿Que decir de los dialectos,
    de los viejos . . . predilectos?,
    su desuso cruel presagio:
    “de la costumbre . . . naufragio”.

    Hay que preservar lo nuestro,
    como dijera el maestro,
    y enseñarle a juventudes,
    de un idioma, . . . las virtudes.

    Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
    México, D. F., a 19 de julio del 2013
    Dedicado a mis ahijados, Licenciados en Educación Intercultural Bilingüe (Purépecha-Español*Español-Purépecha), CC. Dulce de la Cruz Séptimo
    y Andrés López Juan.
    Reg. SEP Indautor No. 03-2013-111212464200-14

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  2. Gracias por compartir tu poema.

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